Recipiente de forma cilíndrica que se cierra con un tapón y ofrece una solución de packaging muy atractiva con diversos formatos y colores. Puede contener substancias semilíquidas o cremas.
Suelen ser de aluminio o plástico con distintos formatos: cilíndricos, ovales, planos o triangulares. A diferencia de los tarros, hay que ir presionando el envase para su dosificación de esta manera, el interior no es manipulado pero, a su vez, requiere conservar la boquilla limpia para evitar que se acumule producto.